El pasado jueves 23 de agosto, se llevó a cabo la esperada reunión con el Departamento de Planificación, a la que concurrió su jefe, Eduardo Oyarzún, en compañía de Claudia Fuenzalida y Raúl Anabalón, jefaturas de Sección.
El objetivo principal de esta reunión fue encontrar respuestas a una serie de interrogantes respecto de la real injerencia que tendría este Departamento en prácticamente todos los aspectos de la Subsecretaría de las Culturas y las Artes. Dado que estas incógnitas no se dilucidan en una reunión, tenemos la intención de definir una mesa y un ritmo de trabajo, que permita esclarecer la naturaleza y origen de las situaciones que han entrabado y retardado el funcionamiento e instalación de este Ministerio. Ante ello Oyarzún declaró que “entiende que existen instancias formales en donde se pueden ver estos temas, como la Mesa de Condiciones Laborales. No se pueden ver los temas sólo con el Departamento de Planificación, pues estás son materias también del Departamento de Gestión de Personas”.
Una de las inquietudes fue el nivel de participación del Jefe de Planificación cuya firma quedó estampada en el Acta de Cierre que da cuerpo al DFL 35, instrumento tan cuestionado por esta Asociación y que definió cupos y grados que no solo definen una estructura en extremo extraña, sino que además, marca los límites estructurales en materia de planta de personal para el MinCAP. Otra inquietud se refiere a las contrataciones de personas fuera de procedimiento, sin expresión clara de causal o necesidad y que, en algún momento, también pasaría por el Departamento de Planificación. A lo anterior se suma la preocupación sobre el cumplimiento o incumplimiento de CDC y el diseño de los mismos; los PMG; el control de instrumentos, como los informes a la Comisión Mixta o la definición de recursos para la reconversión.
En la reunión Oyarzún aclaró su rol en la Mesa del DFL, en la que él habría actuado no tanto en función de su rol de jefatura, sino en representación de la autoridad en una mesa “como contraparte técnica de DIPRES, en consideración a las materias presupuestarias que implicaba este trabajo, en representación de la autoridad, en conjunto con la Asesora Legislativa que llevaba el proyecto” según señaló. Esta mesa, de acuerdo a lo indicado, nace de un protocolo de acuerdo que habría promovido con mayor ahínco la DIBAM, con el fin de “resolver la situación remuneracional precaria de la DIBAM, en comparación a los funcionarios de Cultura” y al que Hacienda también tuvo acceso.
También nos informamos que los cupos y grados mencionados en el DFL 35 son el resultado de una ecuación en la que se consideraron las plantas provistas vigentes, más los cargos nuevos que se crean de acuerdo a un informe financiero previo y la reconversión del grueso de funcionarios y funcionarias de la contrata a planta, más conocido en nuestra institución como el Hito II. Lo anterior viene a ratificar nuestra hipótesis, en cuanto que en esa ecuación nunca se contempló una proyección institucional que dieran cuenta de cómo este organismo enfrentará el desarrollo cultural del país en su dimensión cultural, artística y patrimonial. Tampoco previó de qué modo el ministerio se sumará a los objetivos de desarrollo 2030, Agenda 21 de Cultura; temas emergentes como Memoria y DDHH, Migrantes, LGTB+, lenguajes artísticos y vanguardias; cultura tradicional; convenciones UNESCO, Compromisos internacionales, por solo mencionar algunas situaciones objetivas. Tampoco hubo un estudio serio de dotación que diera como resultado un número de personas por grados y estamentos con expectativa de contar con una carrera funcionaria.
Como antecedentes importantes para entender la lógica de la mesa, Oyarzún nos sugirió revisar el protocolo de acuerdo, las actas de la mesa y el informe financiero que fue entregado por el Departamento de Gestión y Desarrollo de las Personas.
También abordamos la compleja situación que se origina por las diferencias salariales entre contratos a igual función, tanto en regiones como en el nivel central. Revisamos, además, otras complejidades como la derivadas de casos en que, personas contratadas a honorario, deben hacerse cargo de CDC o PMG. Para subsanar estas prácticas erráticas que solo irritan más el clima laboral, es necesaria mayor injerencia de funcionarios y funcionarias en la construcción de las herramientas de gestión del Estado.
Finalmente, abordamos como tema la Reconversión y la contratación de Honorarios. Para ello convocamos a los dirigentes del sindicato Honorarios de Valparaíso Yohana Cornejo y Francisco Pizarro a hacerse presente en la reunión. Junto con insistir en que la función del Departamento a su cargo se refiere a la indicación sobre disponibilidad presupuestaria, Oyarzún en lo general, concordó con nosotros que el actual sistema contribuye a la precarización del empleo a honorarios. Textualmente indicó “el actual sistema debe evaluarse y mejorarse, pero para ello debe estar convocado el Departamento de Gestión de Personas en las instancias que se han definido para estos fines”.
Para AFUCAP es absolutamente relevante considerar un proceso de Planificación real, que instale una visión amplia de desarrollo, la que permita, por ejemplo, una revisión oportuna en los procesos de planificación presupuestaria que de cuenta de cómo avanzamos realmente. Para ello es necesario que el Departamento de Planificación entregue orientaciones para organizar el trabajo a corto, mediano y largo plazo, especialmente en el previsible incremento de los ámbitos temáticos y la racionalización del trabajo que deberán soportan los equipos regionales. Este sería, para nosotros, lo esperable de una planificación que atiende los reales desafíos de una ciudadanía cultural activa, donde la distribución del presupuesto es solo una expresión muy reducida de la planificación.
A nuestro parecer, se hace cada vez más necesaria una jornada de debate, coordinación y aportes, donde quienes trabajamos en esta institución del Estado podamos aportar en materias de desarrollo institucional.
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