En los últimos días hemos asistido a un inusual despliegue de la actividad sindical al interior del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. La creación de nuevos directorios regionales, los procesos eleccionarios y de revalidación de vigencia de asociaciones hermanas son algunas de las situaciones observadas. En este contexto, no podemos dejar de mencionar la creación de los directorios regionales de AFUCAP de Biobío, Valparaíso y Metropolitana, hechos que, ciertamente, queremos resaltar por ilustrar el crecimiento que nuestra organización ha experimentado en los últimos meses, como corolario de las diversas y complicadas situaciones que el directorio nacional ha tenido que atender en terreno durante los últimos meses y que, inexorablemente han desembocado en la organización de directorios regionales, demostrando una vez más la inquebrantable sentencia de que solo la organización de base nos permite defender nuestros derechos y conquistas laborales.
De la situación ya señalada, quizá una de las expresiones más contundentes de los últimos días ha sido las asambleas y actividades convocadas conjuntamente AFUCAP, Anfucultura, Anatrap y Anfupatrimonio, con motivo del reajuste del Sector Público y la defensa de nuestras fuentes laborales, en un ejemplo de coordinación que deja a la vista cuáles son los verdaderos intereses de quienes nos organizamos en asociaciones sindicales. Es por tanto, un escenario auspicioso cuando las bases reconocen que en la unidad está la fuerza y que esta idea de unidad es, no solo transversal a la diversidad de organizaciones que hoy tenemos, sino además superior a cualquier otro interés particular. Por lo mismo, celebramos que hoy tengamos más y mejores organizaciones con representante y fuero sindical, pues siendo uno solo el propósito central de las movilizaciones, organización se ve fortalecida.
No obstante, el robustecimiento de la organización tomará rumbos cada vez más precisos en la medida que la dirigencia asuma con inequívoca vocación de servicio, una gestión de cara a los mandatos de las bases y la Asamblea siempre soberana en sus decisiones. Los desafíos soy hoy mayores y requieren no solo de la unidad de las bases sino que, consiguientemente, de la coordinación de sus dirigentes.
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