Hoy, la situación política y social del país está en evidente crisis, lo que nos obliga y convoca a reflexionar sobre sus causas y orígenes para poder encontrar la verdadera solución al estallido social gatillado por profundas e históricas desigualdades actualmente administradas y exacerbadas por parte del Presidente de la República y varios de sus ministros.
La gravedad de la situación refleja una enorme crisis de representatividad de la clase política y de las instituciones con la sociedad, una distancia que hoy se visualiza como infranqueable. Tanto es así que, el 21 de octubre 2019, la Ministra Valdés, en un comunicado interno que luego publica en una red social, señala, entre otras cosas que estamos en «una situación de la que alguna u otra forma todos somos responsables». Sin duda es una apreciación que no compartimos, en virtud que los únicos y mayores responsables dela crisis política y social existente es de la clase política, empresarios y Gobiernos como este, que tiene un presidente incapaz de generar la gobernabilidad democrática que tanto le costó al pueblo obtener.
Las graves palabras del Presidente al plantear a todo el país que «estamos en guerra contra un enemigo poderoso», las consideramos irreflexivas e inoportunas. Junto a otras frases y desafortunados emplazamientos de personeros y cercanos al Gobierno, fueron alimentando el aumento exponencial de la tensión social. Como AFUCAP manifestamos que no estamos en guerra, que las y los trabajadores de cultura y la sociedad chilena en general está por «el derecho de vivir en paz».
Reflexionamos también sobre la militarización de las ciudades y las denuncias con diversos testimonios y evidencias gráficas sobre los abusos y violación de los Derechos Humanos que en estos momentos ocurren en el país. No solo condenamos enérgicamente a quienes cometen dichos crímenes sino también a quienes han mantenido un silencio cómplice, y como trabajadores y trabajadoras de un ministerio y en cuya ley de creación se establece el respeto y la promoción de los derechos humanos aún esperamos palabras de condena y rechazo de dichos acontecimientos por parte de las autoridades de este ministerio, no hacerlo y no actuar según dicho mandato de la ley sería vulnerar dichos principios y representarían el abandono de deberes que como autoridades corresponde.
Sobre la agenda social que ha planteado el Presidente como solución al descontento social, consideramos que son propuestas que solo apuntan a fortalecer y seguir financiando con recursos del Estado, el sistema de desigualdades que nos ha llevado a este estallido, entre otros el sistema previsional de AFPs creado por un hermano del actual presidente.
El sistema económico que nos apremia también afecta a nuestro sector. En Cultura no estamos viendo la vida y creatividad desde las demandas y necesidades de la comunidad, no estamos llegando a todos los rincones del país con recursos suficientes para el desarrollo equitativo y considerando a la cultura como pilar. Los lenguajes artísticos permean los territorios, se deconstruyen y reconstruyen en los ojos, las manos la voz y el cuerpo de un país que hoy clama por un cambio profundo y real. No podemos seguir dejando a la concursabilidad el destino del desarrollo cultural, no podemos ver solo desde la academia el desarrollo de las artes, no podemos poner altas complejidades al acceso a fondos públicos. Debemos dar una reflexión amplia al respecto.
Sin duda que hay muchos asuntos aún por reflexionar, pero no queremos dejar pasar el concepto del «nepotismo» propiciado por el presidente delegando en uno de sus primos el ministro de interior, la decisión del despliegue de las fuerzas armadas en las calles, situación absolutamente condenable más aún cuando como funcionarios públicos estamos regidos por una serie de restricciones establecidas por ley respecto a inhabilidades e incompatibilidades de nuestros familiares o parientes según grados de consanguinidad para acceder a ciertas funciones, concursos o licitaciones, por lo tanto el hecho que el presidente haya delegado una facultad tan importante como disponer de las fuerzas armadas en uno se sus parientes es sin duda a decirlo menos burlesco, considerando también que dicho despliegue militar ha producido un evidente desgaste en las filas de las fuerzas armadas ante eventuales catástrofes naturales o conflicto militar que esperamos no ocurran.
Reflexionamos también sobre el patrimonio cultural de Chile, patrimonio material e inmaterial que se ha visto afectado durante este estallido, como por ejemplo los inmuebles y monumentos en Valparaíso ciudad Patrimonio de la Humanidad y otras ciudades del país, no obstante el patrimonio inmaterial como la memoria histórica que ha sido vulnerada con la violación de derechos humanos y que como AFUCAP, hemos sido enfáticos en las diversas instancias que nos ha tocado exponer sobre el proyecto de ley de Patrimonio Cultural, que entre otras cosas hemos expuesto sobre la real participación e incidencia de la ciudadanía en su elaboración y que incluso en la participación en la comisión cultura del congreso, nuestra exposición fue tildada de «destructiva y panfletaria». Sinembargo, el tiempo nos va dando la razón, y las autoridades insisten en que «los disensos y consensos se resuelven en el parlamento”, situación que ante el evidente estado de ingobernabilidad el parlamento no ha sido capaz de generar propuestas que identifiquen las inquietudes ciudadanas para encontrar verdaderas soluciones al conflicto.
Dejamos para el final lo más importante, lamentamos enormemente las muertes, personas heridas, personas desaparecidas, la violencia sexual, detenciones ilegales ocurridas por el actuar irresponsable de este Gobierno y ante las que exigimos la justicia y reparación necesaria para las familias de las personas cobardemente asesinadas, pues es el Estado a través del Gobierno, el principal responsable de esta situación y deberá asumir dichas responsabilidades.
Las y trabajadores no olvidamos a nuestros hermanos y hermanas fallecidas y reflexionamos sobre aquello y sabemos que, con todo el dolor que se ha producido, levantaremos el país, reconstruiremos lo destruido y construiremos un país mejor, pues sabemos construir países y sociedades, ahora esperamos que sea el Gobierno y sus autoridades los que de una vez por todas reflexionen sobre sus dichos y sus actos, pues es sabido también «la historia juzga» y la memoria histórica es nuestra fortaleza.
AFUCAP, 25-10-2019
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