Marianela Riquelme, Presidenta de AFUCAP: «Que se venga el 2021 y que llegue dispuesto a vernos crecer»

En el último día del 2020 que se extingue, nos pareció pertinente, desde comunicaciones de la asociación, conversar con Marianela Riquelme Aguilar, Presidenta Nacional de la Asociación Nacional de Funcionarios y Funcionarias del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, el objetivo fue el de obtener una mirada de la líder de AFUCAP, respecto de lo que fue el año que se va y las perspectivas para el 2021

Les dejamos con la entrevista.

¿Cómo evalúa desde la perspectiva de AFUCAP el 2020 que termina?

Como un año altamente complejo que nos permitió conocer y poner en práctica muchas de nuestras habilidades. Nos puso a prueba, sin dudas respecto de nuestras formas de relacionarnos, de convivir, nuestros estilos de liderazgo, nuestras expectativas y nuestras posibilidades.

¿Qué enseñanzas respecto del trabajo institucional en cultura se pueden extraer después de este durísimo año?

Que quienes levantamos la institución somos las y los trabajadores.

 Que quienes, al fin y al cabo, de cara a la comunidad, resolvemos las dificultades que la institucionalidad y la política pública tienen ante una realidad que muta, que es dinámica, que es diversa, somos las y los trabajadores. Y que somos nosotros y nosotras quienes damos continuidad y certezas al trabajo cultural y podemos hacer aportes concretos desde el microespacio que cada cual ocupa en este engranaje que es la institucionalidad cultural

¿Cuáles según su opinión serían los desafíos para la institucionalidad cultural en el nuevo contexto derivado de la pandemia?

Claramente el Estado Digital. Varios de nosotros y nosotras invertimos horas importantes de nuestras jornadas en cursar un programa dispuesto por la misma Subsecretaría, denominado Transformación Digital del Estado, en el que ratificamos la urgente necesidad de mejorar los procesos y el acceso a la información interna, con otras instituciones y por cierto con la ciudadanía.

 Eso implica que haya voluntad de las autoridades de turno para poner recursos y energías en esta transformación que permitiría un trabajo más fluido entre equipos, unidades, secciones y departamentos; un trabajo más prolijo y seguro menos tensión y presiones ante el requerimiento de información que circula sin mayor organización, entre colegas. Si las autoridades mejoran procesos, también abrirán un camino a mejorar las relaciones interpersonales que se ven muchas veces fracturadas por el mal e inoportuno manejo de información que podría generarse en distintos niveles.

 Necesitamos se mejore el trato entre personas, no queremos que quienes llegan a la institución por una decisión política sean las y los principales factores de tensión. Deben entender que en esta Subsecretaría cuentan con un equipo muy responsable de personas que conocen sus responsabilidades. Tienen que aprender a mirar en detalle aquello que no están viendo para evitar las presiones innecesarias en equipos altamente demandados y que llegan a ver afectada su salud por estos desconocimientos.

¿Cree usted que se revitalizó en rol de la cultura y su aporte al desarrollo de la sociedad durante el 2020, considerando las dificultades derivadas de las restricciones producto de la pandemia (Estados de emergencia, cuarentenas, etc.)?

Absolutamente. La cultura es tema. La cultura fue uno de los factores que mantuvo la tensión en la discusión del presupuesto, en términos institucionales y en términos sociales, políticos y de salud mental, fue, está siendo y será el faro que permite a las personas mantener una actitud positiva ante la incertidumbre.

 Las expresiones artísticas de la cultura las que han permitido vivenciar experiencias significativas, de descubrimiento o reforzamiento de la creatividad. Muchas manifestaciones artísticas han llegado a los hogares, alegrando y emocionando a familias enteras cuyo único respiro y cercanía ha estado en las tecnologías.

 Ha sido la cultura y sus agentes quienes han matizado o suavizado, si se quiere, los nefastos efectos que la crisis sanitaria que estamos viviendo, pese a la terrible situación que viven. Con un sector no reconocido poco valorado en términos económicos y que no han dejado de entregar generosa y solidariamente todo su potencial, en un torrente de actividades artísticas disponibles en los más diversos formatos.

¿Cómo evaluaría el rol de la Ministra de Culturas y de las autoridades del ramo durante la contingencia sanitaria y socioeconómica vivida en 2020?

Lastimosamente deficiente. Teniendo un rol fundamental, pudiendo tomar decisiones audaces y novedosas, se quedan con lo que conocen, lo arcaico, creyendo que a la antigua es posible solucionar problemas emergentes nunca vividos en la era moderna.

 Es increíble como se perdieron oportunidades extraordinarias en materia de trabajo colaborativo; como, desde la obstinación y una mañosa forma de mantener el status quo barajaron conceptos como concursabilidad, apoyos, financiamiento llegando a lo impertinente y en concomitancia con otras carteras, que es lo peor, porque no se ve tanta alianza cuando se trata de implementar programas y acciones interinstitucionales cuando se trata de planificar con tiempo y presupuestos normales.

 La Ministra tiene una cadencia, sensibilidad y tono que podrían haber sido muy bien aplicados en tiempos de crisis, sin embargo, se vistió de intransigente y haciendo uso de la iteración se cerró en un entorno ficticio tanto de propuestas como de acciones concretas.

No puedo negar que esperábamos más de ella. Pero las cartas ya están echadas, ya sabemos a qué nos enfrentamos y qué esperar.

¿Cómo valora Usted el trabajo conjunto realizado, como AFUCAP; con las organizaciones del mundo cultural durante 2020?

El 2020 fue positivo en este ámbito, porque nos reconocimos. Y lo hicimos en el entendido que vamos hacia el mismo objetivo, desde distintas veredas (lo público y lo independiente) pero queremos que el desarrollo artístico y cultural para el país esté en el lugar que se merece. Entendemos la cultura como derecho y en ese sentido, buscamos que todo lo que la constituya forme parte de un sistema que fortalezca a las comunidades y a la sociedad en su conjunto.

 Aprendimos las organizaciones y actores artísticos y culturales de la realidad de las y los funcionarios públicos y trabajadores estatales en general y a la inversa. También como funcionarios y funcionarias, conocimos y, en ocasiones, palmamos una realidad que habitualmente se nos aparece como lejana, pero que está más cerca de lo que creemos.

 Incursionamos en Unidad Social, en el Frente Cultural, en el Frente de la Ley del Patrimonio y en la Coordinadora Intersectorial de Cultura en Emergencia, todas ellas integradas por organizaciones y agentes de la sociedad civil. En algunas con mayor y en otras con menor participación pero manifestamos que nuestra preocupación va más allá de la estabilidad laboral, del bono y el PMG, los beneficios que podamos obtener  del reajuste; somos una asociación solidaria, comprometida, responsable, que pretendemos aportar no solo en los aspectos funcionarios internos que, por cierto, son nuestra motivación inicial, sino en hacer un aporte como organización sindical en el irrestricto respeto de los derechos humanos y en ese sentido, no cerramos los ojos ante la realidad ni vivimos en una burbuja. Nos vinculamos, nos conmovemos y nos comprometemos con aquellos que, teniendo una orientación en lo cultural, buscan sus objetivos a través de diversas manifestaciones.

¿A su juicio que queda por hacer para relevar la importancia de la cultura en nuestra sociedad?

Muchísimo. Como siempre decimos, los derechos y garantías no llegan a la puerta de la casa, se ejercen y se protegen con mucho trabajo.

 El 2020 fue bueno en alianzas, las que por cierto hay que fortalecer, pero nos abrió un camino que debemos recorrer y mejorar para poder hacer el tránsito de la cultura como un gasto, como algo accesorio y excluyente a la cultura como derecho que el estado debe garantizar para cada una y uno de sus habitantes. Debe ser considerada pilar de desarrollo, eje transversal en la formación escolar, como ingrediente fundamental en la canasta básica para el buen vivir (Küme Mongen de la cultura mapuche, Sumak kawsay de las culturas Andinas) para lograr un equilibrio y alejarnos de las costumbres arraigadas que nos deja, como tatuadas, el capitalismo depredador en el que hemos tenido que vivir.

 Debemos aprender a valorar nuestras culturas y como trabajadores y trabajadoras del Ministerio a cargo, tenemos mucha responsabilidad para sensibilizar a quienes gobierno tras gobierno llegan con una idea errada de la cultura y su rol en esta sociedad.

¿Considera usted que la cultura debiera incorporarse como derecho en la nueva constitución?

Por todo lo que comentaba en el punto anterior, nos parece impensable una nueva constitución sin la cultura como parte de su estructura basal. No existirá una nueva constitución para Chile si no considera la cultura como derecho. Porque la cultura acuna la diversidad, la expresión, la memoria; porque la cultura no es patriarcal, porque es plurinacional porque somos cultura y una constitución ya no puede concebirse sin nosotros y nosotras.

 La nueva constitución debe tener todas las voces, todos los elementos, todas las sensibilidades y en equilibrio. La cultura y sus expresiones, su aporte al desarrollo económico en lo particular y social en general, deben ser considerados en cualquier carta de navegación, no como una alternativa, no como un adicional sino como pilar de una sociedad más justa, más consiente, más libre y democrática.

 ¿Cuál cree usted que debe ser el rol de la comunidad cultural en las discusiones de la Convención Constitucional?

La comunidad artística debe ser un agente activo e incisivo, en las materias que competen a la actividad cultural y las expresiones artísticas; debe ser constante, pertinaz. No claudicar en el objetivo trazado: La cultura como Derecho y garantizada en la constitución.

 Es una tarea muy compleja y delicada ante un frágil escenario en el que la instrumentalización de la cultura en el entorno político es una forma de hacer creer que hay consideración cuando no la hay, en realidad.

 Sin embargo y habiendo conocido el trabajo serio y muy acucioso que se realizó para colaborar con el poder legislativo ante temas presupuestarios, no me cabe duda que tendremos todo lo que comento y más.

¿Finalmente, qué mensaje le enviaría a los socios y socias de AFUCAP mirando hacia 2021?

A muchas, seguramente, nos dio por plantar este año en que estuvimos en un, a veces tortuoso, confinamiento. Y tuvimos que aprender de qué sembrar, qué momento es mejor para las hojas o para los bulbos y que en el camino, seguro nos pasó con alguna, a penas asomaban las hojas, un gusano, una plaga, muchas agua, poca agua, nos apagaron la ilusión y mataron la planta. Bueno, si conocieron ese proceso, deben saber que AFUCAP está en el nivel de los cotiledones. Sembramos una semilla el 2018, varias y varios de nosotros somos socios fundadores y en el camino, se nos fueron sumando almas, corazones y manos, que creyeron en un sindicalismo distinto y lo hemos logrado, hemos visto como nuestras prácticas de transparencia, participación, dinamismo fueron contagiando las prácticas de muchas organizaciones y, lo intentamos y lo logramos.

En esta etapa de los cotiledones es cuando más la tenemos que cuidar. Pero no somos tres o seis las únicas responsables, acá cada cual tiene un rol. Para no seguir con la metáfora, les invito con mucha fuerza a estar, a vincularse, a empaparse con esta organización. A convencerse que todos y todas somos quienes le damos vida… que no basta solo con tener recursos (el agua, por ejemplo) también debemos activarnos, participar, apoyar, interactuar. Es fundamental contar contigo y hoy más que nunca tenemos la oportunidad de hacer crecer nuestra organización.

 Estamos recién partiendo. Necesitamos más cuidados que nunca, quienes son padres y madres, lo entenderán perfectamente. Es en estos primeros años que tenemos que mirar, observar, abrazar, alimentar, proteger, animar a esta organización que esta creciendo. Vamos por buen camino, pese a estos años difíciles (2019 -2020). Vamos con todo porque ya vimos de lo que somos capaces. No descansaremos, estamos todos y todas en lo mismo.

 Quiero al finalizar dar las gracias a los que me han acompañado en esta gestión como Presidenta Nacional, ha sido duro y la vez gratificante poder servir desde este espacio a mis compañeras y compañeros en un trabajo colectivo que necesita de muchas manos y muchas cabezas dispuestas a sacrificar su descanso y tranquilidad por el bienestar laboral de todos y todas.

 Que se venga el 2021 y que llegue dispuesto a vernos crecer.

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